¿Qué implica la llegada de un bebé a casa?

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¿Qué implica la llegada de un bebé a casa?

Jamás imaginaste que alguien tan pequeñito pudiera hacerles sentir algo tan inmenso y gigantesco. ¡Bienvenidos a bordo! A partir de ahora, nada volverá a ser como antes.

Por Mamá Joven

La llegada a casa de un bebé implica una verdadera revolución, una gran alegría para los padres, todo un suceso para los abuelos y el resto de familiares y amigos. Las prioridades cambian.

Pueda que como padres, pasen de la alegría a la preocupación, de la quietud a un mar de interrogantes. Es lógico; ahora tienen un nuevo ser, al que deberán cuidar y formar por el resto de sus vidas. ¡Sí! Porque los padres nunca dejan de preocuparse por sus hijos. El primer año es como conducir en primera. Desde la alimentación hasta los cambios que podrán ir midiendo a diario, su recién nacido crece y descubre un nuevo mundo que, al igual que ustedes, es completamente distinto.

Los primeros veintiocho días de nacido son vitales para irse adaptando. Unos ajustes permitirán al niño hacer la transición del útero al medio externo de la manera menos traumática posible. Sepa que, en toda esta experiencia, el médico pediatra es su apoyo.

Uno de los conceptos que han ayudado a los padres a través del tiempo, es lo que se denomina “colecho” (dormir junto a la mamá). Esto le permite a la madre no estarse levantando a cada instante para amamantar a su bebé.

“Recordemos que al nacer, el niño trae dos sentidos bien desarrollados; uno es la audición (que inicia con las primeras semanas del embarazo) y nace con una agudeza auditiva espectacular”, anota el Dr. Daniel Fernández Hernández, médico especialista en pediatría del Hospital Clínica Bíblica.

Esa agudeza permite al bebé reaccionar ante cualquier sonido (lo que se conoce como “reflejo del moro”), un reflejo de inseguridad que hace que el recién nacido brinque por una voz que no ha escuchado antes, o bien, por algún ruido.

El recién nacido puede llorar porque tiene hambre, frío, calor, incomodidad o alguna dolencia.

¿Por dónde comenzar?

No acostumbre a su bebé a batirlo, es cansado para usted como padre y recuerde que, en el vientre materno, nadie batía al niño. Lo mejor, es hablarle al oído, de forma normal (sin palabras extrañas ni titubeos); verá que el niño comienza a sentirse bien, porque se siente acompañado. En segundo lugar, verifique si tiene hambre; y en tercer lugar, utilice el “pacificador”, lo que se conoce popularmente como chupeta.

“Si bien existe un camino lleno de controversia en torno al pacificador o chupeta, la Academia Americana de Pediatría recomienda utilizarlo de manera adecuada durante los primeros seis meses de vida”, anota el Dr. Fernández.

Según los especialistas, la chupeta bien utilizada puede ayudar a evitar el reflujo gastroesofágico (bastante frecuente en los recién nacidos).

Otra recomendación es, al amamantarlo o darle lactancia artificial, si fuera el caso, que el recién nacido coma semi sentando, porque es así como tenemos menor riesgo de que haya devolución de contenido digestivo y de que el vómito se le vaya por el hueco de la tráquea y se llene un pulmón de leche, tal y como ha ocurrido en algunos casos.


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